Época: Renacimiento Español
Inicio: Año 1564
Fin: Año 1600

Antecedente:
El Monasterio de El Escorial: el edificio y sus programas

(C) Miguel Angel Castillo



Comentario

Pero, de todo el conjunto de El Escorial, la pieza más importante después de la iglesia es la Biblioteca, nexo de unión de la zona del convento y del estudio, o sea, del mundo de lo sagrado y de lo profano, idea que se refuerza con un amplio programa iconográfico desarrollado por Carducho y Tibaldi con la colaboración en lo ornamental de Granello y Castello. Aunque, en un principio, se pensó situarla en la zona del convento, su carácter de biblioteca regia en competencia con los fondos de la Biblioteca Vaticana, aconsejaron su emplazamiento en la parte superior de la portada, anudando los dos núcleos del sector occidental del edificio. El techo de la sala principal de la misma se decoró con las Alegorías de las Artes Liberales, que en un recorrido ideal, unen a la Fe y a la Razón, representadas mediante las alegorías de la Teología y la Filosofía. Completa el programa una serie de figuras históricas y mitológicas que, con las alegorías mencionadas, reflejan el carácter del conocimiento científico tal y como se concebía en el entorno áulico del Rey Prudente.
Por otra parte, no se deben olvidar los contenidos profanos expuestos en otras zonas del edificio ya que éstos son la clave para comprender la cultura y los gustos artísticos de Felipe II. El interés coleccionista del monarca, afín a otros príncipes europeos, su cultura lulista, común por otra parte a la de su arquitecto Juan de Herrera, su pasión por los temas mitológicos y su protección del humanismo renacentista se corresponden con otros aspectos tan sugerentes como sus colecciones de reliquias, instrumentos matemáticos y científicos, y poesías de Tiziano, o como la formación bajo su protección de un pequeño círculo de erasmistas entre los que Bataillon situó a su bibliotecario Arias Montano y al mismo padre Sigüenza.

Todas estas funciones religiosas, culturales y representativas que se concretan en los diferentes programas parciales, recientemente estudiados por C. von der Osten Sacken, se subordinaron a un plan simbólico de conjunto. La relación con la cultura contrarreformista, tal y como se ha venido estableciendo por la historiografía tradicional, sólo explica parcialmente alguno de estos aspectos simbólicos que relacionan el edificio con el Templo de Salomón y con la cultura hermética del rey y de sus más íntimos colaboradores. Si la relación con el Templo de Jerusalén se ha cuestionado desde sus orígenes, aunque es comúnmente admitida por todos, el valor simbólico de la traza universal y de la figura cúbica adquieren un significado especial en el proyecto, como ya ha sido estudiado en dos interesantes trabajos por los profesores G. Kubler y R. Taylor. La insistencia en los elementos geométricos y en el valor simbólico del cubo está relacionada con la cultura lulista de Juan de Herrera, que en su "Discurso de la figura cúbica", nos explica las propiedades matemáticas y simbólico-mágicas de ese cuerpo geométrico. Para el arquitecto del rey ésta es la figura geométrica más perfecta ya que contiene en sí misma todas las operaciones matemáticas posibles y la plenitud del ser y el obrar. Por tanto, de la misma manera que la figura cúbica contiene en esencia todas las propiedades tanto en lo natural como en lo moral, el espacio cúbico de El Escorial encierra todas las claves interpretativas de la cultura de una época, relacionadas armónicamente en los correspondientes programas del monasterio.